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Retos Legales de los Nuevos Empresarios
Por: Claudia Liliana Hurtado Franco
19 de abril de 2014


El ingreso de los emprendedores exitosos al mundo de los empresarios representa un hito en su vida profesional que, como tal, trae satisfacciones, miedos, incertidumbres y, especialmente, retos. Retos de toda índole: profesionales, administrativos u organizacionales, comerciales, financieros, tributarios, legales, etc. Al fin de cuentas, ya no son emprendedores, son empresarios, y para sobresalir y sobrevivir en mercados tan altamente competitivos como los actuales, se hace indispensable, por supuesto, tener claras las metas, pero, más allá de ellas, contar con estructuras básicas administrativas, financieras, tributarias, comerciales y legales, que le permitan al empresario alcanzarlas sin contratiempos, convirtiéndolas en aliadas de crecimiento y en herramientas efectivas de protección y de generación de valor. Construirlas, es el reto.

Pues bien, la efectividad de las estructuras legales básicas depende de tres factores fundamentales: (i) su solidez jurídica, es decir, su cabal cumplimiento de las normas legales, de manera que soporte cualquier auditoría o juicio; (ii) su adecuación a la realidad y a las necesidades del empresario; y, (iii) su flexibilidad para permanecer en el tiempo y ajustarse a las cambiantes circunstancias del empresario y su entorno.

No pareciera un reto fácil, pero mediante la  adecuada respuesta a los siguientes interrogantes, el objetivo es alcanzable:

1.      ¿Cuál es el vehículo legal adecuado? La respuesta dependerá de las especiales circunstancias del empresario: ¿Qué tan grande es su operación? ¿Cuál es su público objetivo? ¿Cuántos propietarios tiene la empresa? ¿Todos contribuyen de igual manera? ¿Todos aportan capital? ¿Se trata de una empresa de familia? ¿Los propietarios son casados? ¿Tienen hijos? ¿Desean tener inversionistas? Las respuestas a estas preguntas, entre otras, darán luces claras del tipo de vehículo que se ajustaría a las necesidades y a la realidad del empresario, y constituirán la materia prima para la construcción de las reglas que los regularán y apoyarán en el logro de sus metas y en la generación de valor.

2.      ¿Qué tipo de contratos se deben firmar con los proveedores? Con bastante frecuencia los empresarios centran sus esfuerzos en la generación de relaciones con sus clientes, olvidando la importancia que tienen los proveedores en el crecimiento de la empresa y en la generación de valor para los clientes. El establecimiento de relaciones estables, seguras y de largo plazo con proveedores constituye un pilar fundamental en la evolución positiva del negocio y en la construcción de solidez y confianza. Relaciones con tales características se logran de manera segura y efectiva mediante la negociación y firma de contratos justos, claros, concisos, adecuados a la realidad negocial y de mutuo beneficio. El abanico de posibles contratos es amplísimo: prestación de servicios, suministro, compraventa, arrendamiento, comodato, distribución, representación, agencia, corretaje, maquila, etc. Se debe escoger cuidadosamente el contrato a ser firmado con los proveedores, teniendo siempre en cuenta los servicios y/o productos que ofrece el proveedor, la realidad del negocio y las necesidades y expectativas de ambas partes. La inclusión de cláusulas de protección del empresario, es fundamental (responsabilidad, indemnidad en caso de daños infligidos por el proveedor al empresario o a terceros, garantías, cláusulas penales, causales de terminación anticipada, etc.).

3.      ¿Qué tipo de contratos se deben firmar con los trabajadores? Este aspecto es de fundamental importancia. Finalmente, los trabajadores son el “cliente interno” y mantenerlos a gusto y motivados, generando condiciones de trabajo seguras y justas, constituye piedra angular del crecimiento empresarial. Son muchas las opciones de contratación y remuneración laboral: a término fijo, indefinido o por obra o labor, con salario fijo o variable, ordinario o integral, con beneficios extralegales o sin ellos, con jornadas fijas o por turnos. La escogencia de la opción correcta dependerá de la actividad de la empresa, de su estacionalidad, de las actividades que deberá ejecutar el trabajador, etc. En este punto es vital tener en cuenta que la estabilidad financiera de la empresa depende, en gran medida, de la claridad y legalidad de sus relaciones laborales y del establecimiento de esquemas salariales que se ajusten a las posibilidades económicas de la misma.

4.      ¿Qué tipo de contratos se deben firmar con los clientes? Como es evidente, se trata de un interrogante de vital importancia. Si se consideran de importancia las relaciones entre los empresarios mismos, y entre éstos y sus proveedores y trabajadores ¿qué decir de las relaciones con sus clientes? Evidentemente, son del más alto interés e importancia para la empresa. Se trata, no sólo de su razón de ser, sino también de su fuente de subsistencia y de su ruta al éxito.

La escogencia del contrato a ser suscrito con los clientes dependerá, evidentemente, del tipo de negocio que desarrolle la empresa. Nuevamente, el abanico de posibilidades es inmenso: prestación de servicios, compraventa, suministro, franquicia, distribución, representación, arrendamiento, agencia, corretaje, edición, transporte, maquila, etc. Una vez escogida la naturaleza del contrato, según la realidad negocial, se debe crear un clausulado estándar o base, adecuado a las necesidades y expectativas de la empresa, a la oferta de bienes o servicios que el empresario realiza al público, a su oferta de valor y a las expectativas y necesidades que, se intuye, tiene del cliente. Dicho clausulado estándar o base será el que se presentará al cliente para su firma (en caso de ser de adhesión) o para su revisión y firma (en caso de ser negociado). Contar con un clausulado estándar de contrato inviste al empresario de un halo de seriedad, compromiso y organización que mucho bien hace a su organización, y permite la realización procesos de cierre de negocios expeditos y eficaces.

La estructura básica creada como consecuencia de la respuesta a estos cuatro interrogantes constituye el cimiento legal de la empresa. De su solidez, ajuste a lo factico y flexibilidad dependerá su capacidad de resistir el peso actual y futuro de la empresa, así como los embates de huracanes o temblores que en ocasiones genera el entorno del mercado.

Contar con asesores legales especializados en la materia, con la experiencia suficiente para entender el entorno y los desafíos de los nuevos empresarios, y con la capacidad de utilizar todas las herramientas que otorga la ley en beneficio de los intereses, necesidades y expectativas de los mismos, es fundamental para lograr el objetivo y hacerse así a un andamiaje legal protector y aliado del negocio.

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